El TPM (siglas de total productive maintenance) es el método de la gestión del mantenimiento de la empresa, el cual busca conseguir cero fallos, con la involucración de todo el personal de la empresa y en todas las fases del desarrollo del producto, incluido el diseño.
El objetivo final del TPM es cero fallos, por lo que el mantenimiento correctivo no debe estar planificado como un objetivo en sí, si no como un mal menor. El mantenimiento correctivo debe tener dos funciones, una la de reparar inmediatamente la funcionalidad del equipo perdida, y otra, para servirnos de estudio para evitar que vuelva a ocurrir.
Entre los motivos para implantar un sistema TPM están los principios del Lean Manufacturing, dar la máxima calidad esperada al cliente, hacer las cosas bien a la primera, entre otros puntos.
Una implantación correcta de TPM hace que el personal adopte entre sus tareas el control y seguimiento de las máquinas para un perfecto funcionamiento. Así el propio operario intentará resolver un problema menor por el mismo.